Cada uno escribe como mejor le parece
El poeta Bartolomé de las Casas trazó su Cancionero
Nocturno mientras hacía el amor con una de sus tantas amantes. Dicen quienes lo leyeron
que entonces escribió los mejores poemas de su vasta obra, aunque con letra ligeramente
temblorosa.
Los protagonistas se toman revancha
Un libretista de radio debió matar a sus siete protagonistas porque los auspiciantes
levantaron la publicidad antes de lo pactado. No solo fue dejado cesante, sino que al
llegar a su casa unos forajidos habían asesinado a su madre y su esposa en la página
diez del libreto y en la misma forma literal que lo habían escuchado los oyentes.
Cómo funcionan las cosas del cielo
De chico rezaba todas las noches para tener una bicicleta. Hasta que me di cuenta que
Dios funciona de otra forma. Entonces robé una, y comencé a rezar para que me perdonara.
Amanecer en la plaza de toros
Al amanecer en la Plaza de Toros, un turista despechado busca una lanza y sin motivos
aparentes atraviesa con certera precisión la espalda de un músico de pies muy grandes.
En una habitación del hostal del pueblo están marcadas como silentes testigos, las
huellas de unos enormes botines, mientras la turista consorte del lanzador yace desnuda
y gozosa en la cama, ajena a lo acontecido en la retirada de la noche.
Murió con las botas puestas
No referiré por inútiles los pequeños acontecimientos ocurridos desde que el anciano
tomó abundantes dosis de la pastilla azul, hasta el momento de su muerte. Solo señalaré
como dato anecdótico que no alcanzó a sacarse las botas.
¿Quieres hacer el favor de callarte?
Mi esposa era una máquina de hablar. Las palabras le salían a borbotones de su boca sin
respiro. Ahora por fin se ha callado. La cabeza me mira con ojos extraviados dentro del
frasco de vidrio sobre mi mesa de luz.
Los peligros de la literatura
En un lugar de la Mancha de nombre ignorado, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de
los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Quiso la
providencia que Vuesa Merced, el narrador desta historia, se enfrentara con desaforados
gigantes de largos brazos cual molinos de viento, de cuyo trascendido enfrentamiento
perdiera una mano en el capítulo VIII de la novela.